miércoles, 28 de octubre de 2015

Reflexiones feministas ante contextos desfavorables

La cuestión es que la avanzada de la derecha a nivel mundial es un hecho indiscutible, que tiene carácter clasista pero que también presenta una ofensiva a los derechos conquistados por los colectivos feministas y de mujeres. Dirigentes políticxs con vínculos estrechos con el empresariado y con las altas cúpulas de las diversas iglesias reaccionarias a las políticas igualitarias, empiezan a ser lxs protagonistas de un escenario que se teme en suelo nuestroamericano, y particularmente en suelo  argentino.

Este avance provoca necesariamente la reflexión. Cuando hablamos de que los derechos se conquistan, estamos aludiendo a que en la interacción colectivos-Estado confluyen estas dos  voluntades, confluencia que siempre está precedida por una movilización social profunda y que suele datar de largo tiempo. No podemos olvidar el rol que tiene la movilización del colectivo de mujeres para lograr que se reconozca que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Pero tampoco podemos realizar un análisis que deje afuera al Estado, ya que es quien tiene la potestad de dicho reconocimiento tan deseado. La confluencia de las dos voluntades entonces, es necesaria para hacer de ciertas demandas una realidad, independientemente de los intereses que haya detrás del reconocimiento  por parte de ciertos actores.

Pensemos un ejemplo: las mujeres en Argentina empezamos formalmente a reclamar por los derechos políticos en 1910 de la mano de Julieta Lanteri y muchas otras feministas que la acompañaron. Hubo simulacros de votos, marchas callejeras y muchas presentaciones ante el Congreso para formalizar el pedido, y sistemáticamente fueron rechazadas o ignoradas. En 1947, de la mano de otra referente política, Eva Perón, el derecho al voto para las mujeres se vuelve una realidad. 1947 se vuelve un hito que no puede olvidar la lucha previa y persistente de las mujeres por sus derechos políticos, pero que tampoco puede olvidar que hasta la llegada de Eva, esos derechos constituyeron una demanda insatisfecha. Aquí vemos la confluencia de ambas voluntades.

Aunque para la conquista de derechos necesitamos a la sociedad civil construyendo una demanda y a un Estado reconociéndola, para las medidas de tipo reaccionarias y regresivas basta con la voluntad de un Estado que ejerce su poder (en sentido weberiano). Lo único que le cabe a la ciudadanía es la resistencia, pero dicha resistencia puede no ser suficiente para frenar las medidas. Pensemos un ejemplo: la última dictadura cívico -militar argentina (1973-1983) tuvo como finalidad desmantelar a una clase obrera que estaba organizada e impugnaba las relaciones de producción capitalistas. La ciudadanía resistió; pero a fuerza de asesinatos, desapariciones sistemáticas, persecuciones, desmantelamiento de los derechos sociales y laborales, y sobre todo utilizando el arma del terror, la última dictadura logró su objetivo: desmovilizar.

Si reflexionamos más en profundidad,  las mujeres siempre enfrentamos circunstancias adversas para la consecución de nuestras demandas y el reconocimiento de nuestros derecho: el patriarcado es muy coherente y hegemónico. Ningún Estado ni gobierno se reconoció feminista, y lxs dirigentes políticos parecen tenerle mucho miedo (o aversión) a identificarse como tal. Pero la cuestión es que a lo largo de la historia, hubo voluntades confluyentes que lograron reconocer la lucha de los colectivos de mujeres y que permitieron establecer nuevos puntos de partida para la lucha. Lo cierto es que parece que el panorama que se viene no se identifica con esos momentos de voluntades confluyentes, sino más bien con aquellos momentos de la historia encarnados por políticas regresivas que ponen en duda la posibilidad de que las mujeres tengamos "derechos adquiridos".

La pregunta es ¿qué hacer? No podemos permitir que la desesperanza y la angustia nos paralice y tenemos que tener presente la historia de nuestro movimiento: siempre siempre siempre todo nos costó mucho. Siempre siempre siempre presentamos batalla. En los años ´70, en contextos de gran represión, las mujeres feministas (UFA, MLF) se reunían en la clandestinidad para idear acciones directas, pequeñas quizá, pero simbólicamente enormes. Las militantes de los ´80 cuando volvieron del exilio, les enseñaron a las de los ´90 la teoría feminista. Las militantes de los ´90 nos enseñan a nosotras cómo organizarnos, y actualmente el movimiento feminista cuenta con una caudal de mujeres jóvenes que sorprende gratamente, que seguirá trasmitiendo la pedagogía feminista a quienes vienen.

Ante contextos desfavorables como los que se vienen, lo que no podemos perder es la organización, la resistencia y la certeza de que la lucha es para todas. No podemos volver al hogar. No podemos aceptar políticas que destejan las redes que tan emancipatoriamente hemos construido.  No nos pueden sacar de las calles, ni con gases, ni con balas de goma como en el ENM de Mar del Plata, y si nos sacan, que eso tenga un costo.

Tomemos como ejemplos al Tren de la Libertad Español: intentaron restringir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en España. La organización de las mujeres lo impidió. Seguramente ese hecho no pase a la historia oficial, porque nunca nos enseñarán las resistencia que triunfan, pero nosotras sí lo sabemos: construyamos nuestro futuro pensando en hacer realidad lo que hoy parece imposible, quizá aprendiendo del Partido de la Izquierda Erótica y de su manifiesto.

Les dejamos una canción de Lila Dawns: Dignificada, para inspirarnos en este contexto adverso, y convertirlo en favorable para las reivindicaciones. Nos vemos en la calle, en las plazas, en las oficinas, en las escuelas, en los hospitales, en la Universidad, en los barrios...nos vemos en la lucha.


el otro feminismo 2
Imagen extraída de http://metiendoruido.com/2013/02/el-otro-feminismo-indixs-y-negrxs-contra-el-patriarcado-compilado-de-textos-de-feminismo-no-occidental/el-otro-feminismo-2/



Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino 




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